No habrá más latinoamericanos en Rusia. Bélgica se encargó de echar al monarca de siempre. Al favorito sentimental y al eterno campeón defensor (aunque no lo sea en realidad). El equipo de Roberto Martínez bajó del firmamento a un Brasil que ya volaba sin alas y lo pintó de humildad al son del ritmo que la pelota quiso.
El mejor duelo hasta ahora de la Copa del Mundo. Indiscutido. Ir y venir. No hubo jogo bonito, pero el danzón europeo puso dos estocadas mortales en la espalda del gigante que no reacciona desde tierras asiáticas. La llama de los latinos se extinguió en Kazan y el cartel de Brasil ante los ojos del mundo se va desvaneciendo de a poco.
Los de Tite no perdían un juego oficial hace 2 años, pero poco le importó a la nueva sensación del futbol mundial, pues apenas al 13′ Bélgica lo ganaba accidentalmente. Fernandinho desvió una pelota tras un tiro de esquina que se coló a las redes del arquero Alison. Temprano… muy temprano y ya lo perdían. Por lo mismo, los fantasmas del 2014 se soltaron y De Bruyne lo aprovechó antes del descanso con un riflazo cruzado.
La losa era pesada, tomando en cuenta que nunca se habían superado 2 goles de desventaja tras el medio tiempo. De todos modos Brasil lo intentó y encontró el premio tras largo rato con un cabezazo de Renato Augusto que dio 15 minutos restantes de alarido. Bélgica contra las cuerdas aparentemente noqueado, pero Brasil no pudo culminar la obra. Falló una y otra vez y entonces los europeos respiraron cuando el silbatazo final llegó.
Bélgica se metió entre los mejores cuatro por segunda vez en su historia. Brasil de nuevo fracasó. El aspirante a sumar un sexto título no pudo pasar de Cuartos esta vez y ya queda lejos aquel Brasil que daba temor. El entrañable 2002. Añorando aquel Ronaldinho, Ronaldo, Roberto Carlos y compañía…
Este Brasil lleva máscara. No es Brasil. Es un espejismo, un usurpador o un farsante. Pero Bélgica… vamos… ese sí que es real.
Francia sigue metiendo miedo
Más temprano en Novgorod, Francia eliminó a Uruguay 2 a 0 con goles de Raphael Varane y Antoine Griezmann, con la complicidad de Muslera quien se «comió» el segundo de Les Blues. Desde la ausencia de Cavani hasta el llanto de Giménez en pleno partido, los charrúas se murieron de todo para conseguir nada.
Qué digno fue Uruguay. Cuánta verdad de lo que se dice de su garra. Pero el más feroz de los soldados nunca podrá con el más inteligente de los Generales. Hay jerarquías. Francia lo dejó claro. El respeto era mutuo, pero la distancia entre uno y otro fue factor. El talento mató la valentía. Uruguay se fue a su casa y Francia, más que nunca, es favorito.