Es un placer ver cuando un extranjero llega al futbol de un país a aportar. De hecho, o por lo menos en México, lo acogen, cobijan y vuelven «parte de la nación». Se agradece siempre de manera infinita, que se aplauda cuando sumen y más si es a la causa de una competencia interna y externa. Federico Vilar, no solamente es ejemplo de esto, sino de perseverancia y trabajo. Él llegó a ser ídolo en una posición donde se destaca solo gracias a las malas actuaciones de tu equipo. Además, una posición donde no muchos foráneos tienen la oportunidad de cubrir.
Debutó en su país natal, Argentina, con Almirante Brown y sólo jugó un par de años en la Primera División allá. Llego a México en 2001 y debió luchar por un lugar desde la Segunda División Nacional con el Deportivo Potros Zitácuaro, filial del Atlante, para ser promovido a Acapulco FC de la Primera División «A» mexicana.
Tras muchos sacrificios y actuaciones soberbias, finalmente llegó a Primera División en 2003 con Atlante. Cuando Vilar llegó a los Potros, el equipo vivía una crisis de identidad tanto con su afición como con la institución en sí. De hecho, jugaban en Neza, estadio donde debutó ante Monterrey. Con Atlante pasó 7 años inolvidables. Se convirtió en el líder del equipo y en ídolo. Vivió una mudanza (para muchos necesaria) en 2007 cuando se mudaron a Cancún.
Aquel año le trajo suerte, pues al mando del Profe Cruz, el equipo ganó la Liga MX en el Apertura 2007. Más tarde, en 2009, ganaron la la Copa de Campeones de Concacaf , lo que le permitió jugar el Mundial de Clubes en Abu Dhabi enfrentando en un memorable partido al poderoso Barcelona que ese año, lo ganó todo.
Un año después, durante el Draft, Morelia lo compró esperando tener los mismos resultados que con los azulgranas. Con los michoacanos alzó la Copa MX del Apertura 2013. Se destacaba por la exquisitez en el cobro de los tiros libres, donde anotó un par con Atlante en torneos oficiales. En total de su carrera, hizo 5.
Tras los problemas de descenso que tenía Atlas en ese momento y siendo parte del mismo grupo empresarial de Monarcas, fue transferido a los Zorros en el Clausura 2014. Ahí, no pudo portar su siempre peculiar número 3 en la espalda, al menos le primer torneo, donde llevó el «1». Los otros dos, si pudo tener su número de la suerte. Logró salvar al equipo de la problemática que vivía y tras la llegada de Miguel Herrera a Xolos en el Apertura 2015, llegó a Tijuana.
El futbol es tan extraño como curioso. Fue Miguel Herrera el entrenador que lo debutó en la Liga Mx y también el último técnico en la carrera deportiva de Vilar con Tijuana. “Miguel me convenció para que siguiera un año más, me dijo que podía serle útil al equipo”. dijo en su despedida. Fueron 17 años de Federico como futbolista donde siempre «dio lo mejor de sí», según sus palabras.
Tras 3 torneos en la frontera, con casi una final más en su carrera (fue eliminado por León en Semifinales) y con 39 años de edad, Vilar decidió colgar los guantes para emprender una nueva aventura en el futbol.
A nivel internacional, en 2009, jugando para los Potros, recibió su única convocatoria para formar parte de la Selección Nacional de su país, a la que acudió bajo las órdenes de Diego Armando Maradona para dos partidos de eliminatorias mundialistas.
¿Dónde está hoy Federico Vilar?
Regresó a su país y entonces decidió enrolarse con el Club Atlético Argentino Rojas, en entrevista con el Diario Olé señaló que «es el equipo de mi vida». El equipo de la ciudad donde él nació. A sus 40 años, se encarga de organizar todas las categorías que tiene la institución, arma los entrenamientos y cada fin de semana se coloca bajo los tres palos para intentar llegar al Federal B.
Fue quien coordinó un torneo de menores con la idea de formar nuevos talentos y darle fogueo a las fuerzas básicas. Eso sí, Federico puede presumir ser el portero extranjero, que más partidos jugó en México, pues nadie ha podido superar los 520 juego defendiendo una portería.