Apodado “lorito” con el eterno dorsal 7. Walter Adrián Jiménez Pereira eligió el futbol como profesión en Argentina pero el futbol lo eligió a él en México. Llegó en 2003 a Veracruz. Desde que pisó el campo, enamoró a la gente. Organizaba, pasaba, orquestaba, dirigía… lo hacía todo. Los goles le debían su festejo a él y él modestamente lo hacía por mero trabajo en equipo.
Jugó 3 años en el puerto donde a Veracruz lo puso de nuevo en el mapa e incluso aquel tiburón de antología super líder que ganó 8 al hilo junto a Cuauhtémoc Blanco y demás. Fue refuerzo para América en Copa Libertadores. Tras 84 apariciones y 16 goles, pasó de manera efímera por Chiapas donde mantuvo el ritmo durante una temporada haciendo incluso de goleador con 6.
Todos tienen un amor en el futbol. Puede ser un viejo amor, un amor eterno, un amor fugaz, platónico… y “Lorito” lo tuvo. Se llamó Santos Laguna.
Llego a la comarca para el Apertura 2006 cuando los verdiblancos más lo necesitaban. Peleaban el descenso. Un proyecto lleno de figuras sin escatimar centavos y esperando resultados, llegaron de la mano de Daniel Guzmán. El técnico los salvó y Jiménez comenzó una nueva era con los “Guerreros”. Trabajó todo el 2007 con la misión de salvarse y lo consiguieron para entonces comenzar a cimentar el campeonato.
Fue en el Clausura 2008 con la porcentual olvidada y la experiencia de un superliderato. Jiménez fue pieza clave en el mediocampo. Solo anotó 3 goles en el torneo pero la construcción pasaba por él y terminaba con Vuoso y Benítez.
Llegaron a la final donde vencieron a Cruz Azul (cuánta novedad) y se proclamaron campeones con Guzmán al frente. Ese Santos fue un equipo recordado por todos en cuanto a despliegue y efectividad en la cancha.
Partió en 2010 para liberar una plaza de extranjero ya que Benítez regresó después de su aventura en la Liga Premier de Inglaterra. Se fue de regreso a Argentina con 138 juegos sobre su espalda y 23 anotaciones. Se le perdió la pista hasta que regresó a México en 2011 con Puebla. Su talento y capacidad era la misma. Jugó el torneo completo de titular aunque no vio portería.
A pesar de sus destellos, no era el mismo Jiménez. Los botines ya le pesaban y el futbol empezaba a cobrarle factura. En 2012 se fue al Ascenso. Jugó en Irapuato y lo hizo como titular aunque las piernas ya no le daban. A pesar de poder jugar uno o dos años más tal vez, prefirió colgar los zapatos ahí mismo con la “Trinca fresera”. Se quedó a vivir en la ciudad con su familia.
¿Dónde está hoy Walter Jiménez?
Ese mismo año abrió su propia escuela para formar nuevos talentos dentro del futbol llamado Centro de Formación «Lorito Jiménez 7”. Salió del retiro para jugar en 2014 con Correcaminos pero hoy, está de lleno dedicado a este proyecto que cuenta con cientos de niños. Vive en Irapuato con su familia actualmente donde tiene este centro de formación. En Veracruz tiene otro llamado “Los Pibes” junto a Lucas Ayala, quien fue su compañero en Correcaminos. Es probable que pronto lo veamos dirigir ya que se graduó como Director Técnico. Jiménez, y su amor al futbol es mutuo.