La nota que más nos duele hacer. Tratamos de contagiarnos de la alegría francesa. De las calles en Paris y todas las ciudades del país galo. Pero es inevitable sentirse tristes por la finalización de la Copa del Mundo y ahora, a esperar 4 los y medio más para la siguiente. Francia venció a Croacia en la final 4-2 y consiguió su segundo título mundial, ahora con Deschamps en el banquillo, quien por cierto se convierte en el tercero en conseguirlo como jugador y técnico (Zagallo y Beckenbauer los otros dos).
Fue un mundial de gratas revelaciones como la de Mbappé, de quien ya sabíamos pero no habíamos dimensionado. De la importancia etnica y globalizaciones hoy en día con tanto jugador nacido fuera de un país representándolo. Una lección para muchos de inclusión. Los franceses fueron campeones con mucha inteligencia y sapiencia para definir los partidos cuando era necesario.
Con Croacia, no fue la excepción. El Luzhniki fue imponente de principio a fin. Tal como lo hizo Francia. Primero adelantándose con un autogol poco antes del 20′ de Mandzukic quien en un su intento de despejar la pelota en un balón parado cobrado por Griezmann, desvió a Subasic para el primero de Les Blues.
Pero Croacia puso el corazón por delante y lo empató tras una gran jugada de Perisic que en los linderos del área recortó y cruzó a Lloris entre un mar de piernas. El empate puso bueno el partido hasta que el VAR apareció poco antes del descanso. Un centro en donde el propio Perisic tocó con la mano para desviar la trayectoria de la pelota, fue decretado como penal que cambió por gol Griezmann.
Para la parte complementaria Francia sabía su deber; liquidarlo cuanto antes o de lo contrario, los balcánicos los pondrían de nuevo en aprietos. Y si consta de algo, es de la resistencia de Modric, Rakitic y compañía. Incansables habiendo jugado 3 partidos consecutivos de Tiempos Extra. Por lo mismo, al 58′ Paul Pogba marcó con potente disparo en dos ocasiones.
Poco después, Kylian Mbappé lo sentenció con un tiro de larga distancia también. Con esto, Francia se relajó. Sin embargo, faltaba todavía mucho por delante. Al grado de que al 68′ Hugo Lloris cometió una garrafal equivocación al tratar de salir jugando con el balón en los pies. Mario Mandukic lo interceptó y el balón se coló en las redes. Había partido y quedaba tiempo.
Pero los de Deschamps demostraron siempre no solo contundencia en el ataque, sino cuidar la retaguardia sabiamente. Y no fue la excepción. Deschamps, desde el 4 a 2 cerró el juego y Francia consiguió su segundo campeonato mundial.