Para muchos, este era uno de los partidos menos atractivos de la Copa del Mundo. La realidad es que resultó más ameno y agradable de lo esperado. Dos propuestas similares en ataque y buscando los tres puntos, a sabiendas que los otros rivales de grupos son pesos pesados y las opciones parecen más que limitadas.
Marruecos e Irán dieron la cara en el Estadio de San Petersburgo con la finalidad de sumar. Como sea, pero sumar. Al final lo hizo Irán ante todo pronóstico y con el gol menos esperado. Aunque da la impresión de que era un punto inservible para ambos, lo buscaron con ímpetu. De hecho, fue Marruecos quien salió más atrevido, pues al minuto 2 un riflazo de Harit se fue ligeramente desviado. Marruecos no se la pensó y probó de larga distancia al meta iraní.
Un par de minutos más tarde, Ziyech probó esta vez pero con mala fortuna. Los marroquíes sacaron las garras y los asiáticos se amotinaban como podían y entendían dada la coyuntura del juego. Y así los africanos, con Amrabat, Kaabu, Belhanda… fueron desfilando probando la portería de Irán que de acertar, en 10 minutos bien pudieron tener una ventaja amplia de goles.
El cronometro se alió con Irán y un Marruecos cansado de fallar, fue aprovechado por el rival que ahora lo intentó principalmente con el campeón de goleo de la Eredivisie, Alireza Jahanbakhsh quien comandó el ataque del equipo de Carlos Queiroz. Poco a poco, los asiáticos fueron nivelando las acciones.
Para la segunda mitad, el partido cayó en un bache muy notorio donde careció de emociones aunque el medio campo siempre fue peleado. Poco más la soberbia marroquí buscando la ventaja que la timidez iraní no cayó en la trampa. La consigna era clara para los del técnico portugués; aguantar y cascar un gol de contragolpe o de casualidad, y así fue como llegó mucho más adelante.
Por lo pronto, Hakimi y Benhatia como los hombres importantes de Marruecos tomaron responsabilidad y animaron a sus compañeros a no caer en frustración a pesar de los fallos constantes por todos lados. La desesperación africana fue bien aprovechada por Irán que comenzó de a poco a reaccionar. Sin embargo, la justicia es poco reconocida dentro del futbol.
Primero, el goleador iraní Jahanbakhsh se marchó por un dolor muscular. Justo cuando se pensaba que el equipo perdía el único punch que podía tener, llegó un tiro de esquina en la última jugada del partido que Aziz Bouhaddouz trató de cortar con la cabeza pero el balón salió hacia la portería de Munir que nada pudo hacer. Las injusticias del futbol salieron hoy; Irán 1-0 Marruecos.