¿Quien lo iba a decir? En el futbol , de verdad que no hay nada escrito. Un día sacas un gran resultado de patio ajeno y de pronto con la mesa servida en tu cancha y con tu afición, te dejan fuera. Sí, es un fracaso. La palabra que todo mundo teme y nadie pronuncia. Pero la que más se utiliza dentro del futbol. Rayados de Monterrey cayó en su propia casa, el Estadio BBVA, ante Xolos de Tijuana 1-2 y es eliminado de la Liguilla del Clausura 2018.
Cómo son las cosas. Tijuana era la peor ofensiva jugando de visita. Vamos, solo había hecho un gol y qué hacía pensar que no se llevara una goleada en Monterrey ante la mejor ofensiva. Así de soberbio es el futbol. Qué disparate pensar que la lógica es la que siempre va a predominar. De emociones se trata, pues. Y esto, es precisamente eso. Llámenle recinto maldito o no, pero la realidad es que Monterrey sigue acumulando fracasos en su propia casa.
Los daños colaterales de recibir un gol tempranero fueron el ejemplo la noche del sábado con Monterrey. El clásico guión que se escribe sobre el borrador con otra historia totalmente distinta. Tijuana encontró un gol de vestidor. Fue al 5′ cuando Miler Bolaños pegó derechazo desde fuera del área que con la fortuna (buena para él y mala para Monterrey) que el balón rebotó en Leonel Vangioni y cambió la trayectoria dejando sin posibilidades a Hugo González.
Un gol reversible. Todos tranquilos. La mejor ofensiva no puede quedarse en blanco en casa y ante un equipo sumamente inferior. Como dijimos, de guiones de cine no está hecho el futbol. Y aunque el equipo de Mohamed se apoderó de las acciones, no logró concretar. Pero en este deporte vale la efectividad y no la intención. De eso nadie sea acuerda. Y mejor Juan Lucero puso punto final a los temas cardiacos. Gustavo Bou le ganó una pelota a Basanta. El argentino mandó centro raso que dramáticamente llegó a segundo poste donde Lucero la empujó.
Ahora sí, la cosa estaba brava. De todos modos Monterrey por la simple nomina hace un gol porque lo hace. Y fue el que firmó Dorlan Pabón iniciando la segunda mitad. AL 47′ sacó riflazo para poner el 1-2 (2-3 global). Monterrey necesitaba dos goles. Albertengo remató desviado de cabeza al 53’, cuando estaba solo y al 56’ no se sancionó un penal sobre Carlos Sánchez. Otra vez todo parecía salir mal.
Avilés Hurtado se perdió otro remate de cabeza al 58’ y al 66’, Alfonso González metió zurdazo que Lajud sacó. De que hubo de todo, hubo. Pero al final Monterrey no pudo hacer otro. De nuevo fuera, de nuevo fracaso. De nuevo en casa. Monterrey tiene algo, es un hecho. El problema, es que nadie sabe leer el diagnostico.