¡Llegó el día! Por fin tras larguísimos 4 años de espera, llegó el Mundial. Parece que fue apenas cuando Alemania estaba levantando la Copa por todo lo alto en suelos brasileños. Pero ya en un abrir y cerrar de ojos, el cielo ruso sonrió al inaugurar el Mundial 2018. Primero el cantante británico Robbie Williams deleitó y abrió la cortina mundialista para que Ronaldo apareciera en la cancha y tras unas palabras del presidente ruso Vladimir Putin, en una corta ceremonia inaugural , saltaron a la cancha los anfitriones y la selección de Arabia Saudita.
Aparentemente en el papel un partido poco atractivo por lo mediático de ambas selecciones, las cuales no son ni han sido potencia antes. Sin embargo el dominio de los rusos comenzó desde el silbatazo inicial. Una generación ávida de ídolos y faltos de figuras. Salvo por Zhirkov, veterano futbolista que llevó la batuta y Smolov el goleador. Sin embargo, la maña imagen de los locales en partidos anteriores (no ganó ningún amistoso de preparación) hacía pensar en una posibilidad para el equipo de Juan Antonio Pizzi.
Robbie Williams amenizó la inauguración con sus canciones junto a una soprano rusa. Source: Milenio.
Pero desde el silbatazo del arbitro Nestor Pitana en el Lizhniki , la gente se volcó con los locales y eso impulsó posiblemente a nivel emotivo al equipo. Es por eso que desde el inicio, el equipo de Stanislav Cherchesove se mostró peligrosa hasta que la lata se abrió al 12′. Fue en una jugada a balón parado que finalizó con un cabezazo de Iury Gazinsky para el 1 a 0.
El gol dio paciencia y equilibro a los rusos para manejar el partido. Sin embargo, el estratega optó por matar el encuentro rápidamente y al 43′ Cheryshev, ex Real Madrid y Villarreal, marcó golazo luego de evadir barridas árabes y definir con potencia dentro del área .
A pesar del descanso, para la parte complementaria, el equipo de Pizzi nunca se halló sobre el campo y los rusos siguieron con su ballet. El gigantón Artem Dzyuba con la cabeza puso el tercero al rematar solo y picado para vencer al guardameta asiático. Y así siguió la fiesta de los goles con Denis Cheryshev otra vez colocando el balón con talento y pegándole con la parte externa.
Así parecía finalizar el encuentro pero en la compensación, el jovencito Aleksandr Golovin marcó el quinto en un espléndido tiro libre. Fue la goleada más grande desde Alemania 2006 aunque no la máxima siendo la de Italia en 1934 cuando los locales vencieron 7-a a Estados Unidos.