En Inglaterra es cuestión de días para que el Manchester City celebre la Premier. De hecho, la semana entrante bastan una combinación de resultados (con un triunfo suyo claro está) para que puedan comenzar las celebraciones de la conquista de la Liga. En los papeles, la situación era la mejor; celebrar el campeonato venciendo a su acérrimo rival en el derbi de la ciudad de Manchester.
De hecho, las cosas iniciaron tal y como los aficionados lo soñaron. Comenzaron ganando tranquilamente asestando el golpe moral que sufrieron en Champions ante el Liverpool. Dejando la goleada en contra atrás, el defensor belga Vincent Kompany adelantó a los locales al 25’. Cinco minutos más tarde, la algarabía tomó forma con el tanto del alemán Ilkay Gündogan. Para el medio tiempo, los papeles estaban a favor del equipo de Pep y la felicidad no podía ser mejor que dando ese golpe de autoridad contra el único rival donde es imperativo sacar el triunfo.
No obstante, la pesadilla se vino en la parte complementaria. El United comenzó con el control del partido. Las bandas de Young y Valencia empezaron a hacer efecto. De hecho, no habían tenido una sola oportunidad los red devils. Hasta que tras una combinación entre Alexis y una pared dentro del área, Paul Pogba acortó distancias. Y en dos minutos devolvió el trauma a la grada con un doblete que empató los cartones y el silencio incómodo empezó a rodear el inmueble.
De nuevo tras un centro del chileno Sánchez que el francés con la cabeza le gana la espalda a Otamendi y venció a Ederson.
Por si fuera poco, Chris Smalling al 69 ‘ le dio la vuelta definitiva y privó al Manchester City del festejo del título y de perder el segundo partido en la Liga y ante el rival odiado que de paso, acorto distancias en la tabla.
El liderato sigue siendo del City con 84 puntos y salvo una hecatombe la liga será de ellos. United llegó a 71 unidades y muy de cerca el Liverpool con 67 (un partido más) empatado en puntos con el Tottenham.
El otro derbi, quedó a deber. El de Merseyside. El del puerto del Liverpool entre los reds y el Everton en el Goodison Park. No hubo daños de ninguno de los dos lados. 231 partidos entre estos dos, uno peleando la parte alta, el Everton, la parte baja. De hecho, el primer tiempo fue para los de Klopp y la segunda mitad para los Toffees. Liverpool no tuvo presente al lesionado Salah, pero aún así se mostró peligroso. Incluso, sin sus titulares que les dio descanso tras el partido de Champions.
Aunque el Everton ya se preocupa muy poco por el descenso, quería ganar por segunda vez en 22 partidos donde Liverpool lleva la delantera dominantemente. No ganan desde 2010 y tras eso, han pasado 11 descalabros y 10 empates. No pudo ser para nadie y el equipo de Sam Allardyce se conformaron con el noveno sitio a cambio de 41 puntos.