Es el partido que nadie quiere jugar pero todos quieren llegar. Qué irónico. Jugarlo significa el fracaso de la antesala con el sentimiento de ser vitrina en el mundo. Bélgica derrotó a Inglaterra (otra vez) 2 a 0 en el partido por el Tercer Lugar. Un juego que para muchos, deberían de erradicarlo. Sin embargo, existe la vergüenza deportiva y ante todo, se debe ejecutar al menos, como un simple premio de consolación.
Lo hizo en la fase de grupos 1 a 0 para terminar con marca perfecta y esta vez en San Petersburgo, los belgas trataron de salir airosos de esta fase que alguna vez en México 1986 jugaron pero terminaron cuartos. Por lo mismo, desde el inicio y a pesar de la decepción sufrida en la semifinal ante Francia, los de Roberto Martínez salieron a comerse al rival.
Rindió frutos la agresividad pues apenas a los 3 minutos, con un equipo inglés desconcertado, Thomas Meunier finalizó una jugada extraordinaria dentro del área, en la que el guardameta Jordan Pickford no pudo hacer nada. Con el 1 a 0 a cuestas, los ingleses no tuvieron capacidad de reacción y relativamente apagados por el golpe croata un partido antes. Pero pareciera que poco le interesaba al equipo de Southgate, pues Bélgica siempre tuvo la iniciativa y batuta del juego.
Y cuando trataban de hacerlo, se topaban con la muralla de Courtouis que desplazó a Ochoa como el arquero con más atajadas en Rusia 2018. Harry Kane volvió a no estar fino y no pudo asegurar la Bota de Oro que salvo una actuación histórica en la final de Griezmann o Mbappé, será el nuevo Rey del Gol.
La tónica del partido no cambió mucho para la segunda mitad. Un desanimado Inglaterra se defendía con más depresión que en la primera parte y esto lo aprovechó bien los Diablos Rojos que a poco del final, a ocho minutos de la finalización, Kevin de Bruyne le puso un grandioso pase filtrado a Eden Hazard, quien se perfiló dentro del área, para definir fuerte y abajo al primer poste.
De esta forma, Bélgica consigue el tan ansiado tercer puesto para cerrar con broche de bronce (literal) y de oro (metafórico) un Mundial que si bien llegaron para ganarlo, no estuvieron tan lejos de hacerlo sobre todo con una generación dotada de talento y bien dirigidos. Inglaterra nunca ha podido salir avante en un partido por el tercer puesto aunque para los belgas representa mucho más el logro.