Corea del Norte: El otro lado del futbol; el que no se ve.
La tensión actual entre Corea del Norte y Estados Unidos a nivel político incrementa con el paso de los días. No se sabe para cuando estallará o no una hipotética guerra. Sin embargo, son temas políticos y nosotros nos debemos a lo meramente deportivo. Como fuera la situación, la realidad es que con todo el pesar de aquella incómoda condición que aqueja a ambos países, no es posible saber más allá dentro de las fronteras nor coreanas.
Una nación sitiada por la incertidumbre y la duda, que ha participado en algunas Copas del Mundo. Recientemente, en la de Sudáfrica 2010, donde muchos futbolistas de ese país, no conocían los exteriores de sus delineamientos. Son habituales participantes en los Juegos Olímpicos donde se rumora que son castigados de no llevar un buen resultado a casa (cosa totalmente falsa).
Se sabe muy poco. Tienen una liga amateur pero se desconocen los sistemas de competencia. Aunque es bien sabido que el Estadio 1º de Mayo es considerablemente grande. Se habla de 150 mil espectadores mientras que otras fuentes han llegado a asegurar que caben 200 mil personas. El hermetismo ha reinado por 3 generaciones y es por eso que no hay muchos futbolistas norcoreanos jugando en otras ligas. De hecho, cuando los deportistas salen, siempre viajan con agentes del gobierno y bajo circunstancias de poca libertad para ser y hacer fuera de su país (incluso dentro).
El futbolista australiano Erik Paartalu milita en el futbol de la India. Juega para el Bengaluru FC que hace unos días disputó las semifinales ante el 4.25 FC de Pyongyang dentro de la Copa AFC (algo así como la Europa League). Era el partido de vuelta y viajaron a Nor Corea con una ventaja de 3 a 0. Lo que narra Paartalu es una mezcla entre conmovedor, impactante, increíble, triste y maravilloso.
El australiano narra que tuvieron que viajar 48 horas para llegar de la India hasta Corea del Norte. Al llegar encontraron un aeropuerto enorme pero vacío. Cuenta que su avión fue el único que aterrizó. Al bajarse, hubo confusión pues sus maletas (donde transportaban sus uniformes y demás) no llegaron. Les despojaron de sus celulares y artefactos electrónicos para revisarlos y claro está, no había señal de internet.
Al llegar al hotel, narra que es como cualquier otro, pero con el televisor encendido (múltiples televisiones) todo el tiempo con el líder Kim Jong-Un una y otra vez. También destaca el humor de la gente, siempre muy amable y confiados al 100 en su líder. El propio futbolista comenta que es “como si tuvieran el cerebro lavado”. A pesar de no tener la indumentaria necesaria para jugar futbol tuvieron que comprar nuevas a un precio mucho más elevado y con una calidad mucho más baja.
El día del partido, calcula que asistieron unos 8 o 9 mil aficionados ante tan espectacular estadio May Day. Finalmente el partido concluyó con el empate a cero, lo que les dio la clasificación a la final. El australiano abandonó el país junto con su equipo con sentimientos encontrados al describir lo que observó en la calle y ante la posibilidad de una guerra contra Estados Unidos. «El sentimiento que tengo es de pena por los chicos que entrenaban con una sonrisa en sus rostros, la pelota en el pie, amando jugar futbol. Pensar que este lugar puede ser borrado y que estas personas puedan sufrir me hace sentir mal, sólo espero que eso no pase. Al final del partido recibí un fuerte abrazo del delantero de ellos y nos felicitó con una sonrisa en su cara. Es verdad que el deporte hace que la gente se una. Es lo bonito de este juego”.