El artista Manuel Negrete
La locura se desata con el pasar de los días con miras a la Copa del Mundo este verano. Será el turno de Europa. De Rusia. De la fría ex Unión Soviética que clama desde hacía tiempo una sede así. Lo fue en 1980 en unos Juegos Olímpicos. Pero la FIFA no le había hecho justicia a Lev Yashin, y demás.
Como parte de la normal algarabía que desata este magnifico evento de futbol, comienzan las especulaciones e incluso los grandes recuerdos de ediciones pasadas, donde México puede sentir de cerca ya un triunfo. El remate de tijera de Manuel Negrete contra Bulgaria en el partido de octavos de final de la Copa del Mundo México 1986 fue elegido como el ‘Mejor gol’ de los Mundiales.
Fueron los seguidores de la página oficial del Mundial de Rusia en Facebook que votaron 19 mil 579 veces para el futbolista azteca que arrasó «en la final» a Eder que marcó para Brasil contra la URSS en la fase de grupos de España 1982. El amazónico logró 2 mil 283 sufragios. Insuficientes.
Dicho sondeo, en el que se tomaron en cuenta 32 goles marcados en las distintas Copa del Mundo, tuvo lugar entre el 31 de marzo y 9 de abril. Un gol que tiene una historia; como todos. Un gol que tiene un significado, como siempre. Un gol que cambió papeles, como normalmente.
Fue un 15 de junio de 1986. México estaba de fiesta por la celebración de su segunda Copa del Mundo. Una envuelta en polémica tras la decisión de la FIFA de no realizarla en Colombia, que por problemas sociales y políticos, era imposible albergarla. Aunque se dijo, por falta de organización.
Fueron 24 selecciones, el anfitrión fue colocado en el grupo 2 junto a Paraguay, Bélgica e Irak. Tras vencer a los belgas, iraquíes y empatar con paraguayos, todos en el Estadio Azteca, el seleccionado entonces dirigido por Bora Milutinovic se enfrentó a Bulgaria en los Octavos de Final, de nuevo en el coloso de Santa Ursula.
Corría el minuto 34. El partido estaba trabado. Un Bulgaria que era más peligroso que la fama que traía de Europa. Hugo Sánchez la trató de controlar, pero en el rebote la pelota fue a dar al medio campo. Rafael Amador, la controló y cedió rápido para Negrete, quien miró de reojo a Javier Aguirre para moverse en diagonal para una pared. El Vasco tocó el balón pero la pelota salió mal…
Negrete corrigió. Se tiró a casi un metro de altura para conectar de tijera el balón alto y colocarlo en la esquina izquierda de la portería de Borislav Mihalov.
“Fue tan repentino todo, pero hay un secreto en esto: la lengua. A mí me sirvió siempre de veleta. Nunca en mi carrera hice un remate de tijera o en el aire sin sacar la lengua, era algo instintivo. Cuando caí al pasto retumbó el grito de gol. Algo que me trae muchas alegrías, porque es un momento irrepetible. Levanté los brazos y sabía que ya no nos iban a ganar. Tomás Boy de regreso al medio campo me dijo, ‘¡bien cabrón!, muy bien’, pero en el medio tiempo no se habló de mi gol sino de ganar el partido”, relató Negrete.