Bela Guttman: En 100 desde hoy, el Benfica sin mí no ganará una Copa Europea
El futbol es un deporte tan popular y tan practicado, que existen leyendas en torno a este por montones. Traspasa fronteras de todo tipo: sexual, racial, geográficas… y sin embargo, no podemos siquiera entender la magnitud de lo que esto significa y por obvias razones, nos quedamos seguramente, con muchas historias sin contar o ser contadas.
En el beisbol existen leyendas y mitos contundentes hablando de maldiciones. La del Bambino con Medias Rojas de Boston , que ya se rompió en 2004 tras 86 años de sequía, y la maldición de “La Cabra”, que apenas hace unos meses dejó atrás 108 años de fracasos y con la coronación de los Cubs de Chicago, la echaron por la borda.
En el futbol sucede algo similar con un equipo. El Benfica de Portugal y Bela Guttman. Antes que nada explicar quién es este señor. Guttman fue un futbolista y entrenador austro húngaro que no solo dirigió a un sin fin de equipos en Europa , sino que además tuvo buenos resultados. La parte destacada de este señor fue cuando llegó al banquillo del Benfica.
Fue en los años 60. Ganó Liga y Copa. Pero la verdadera hazaña fue ganar en dos años consecutivos (en 1961 y 1962) la Copa de Europa. Idolatrado por la afición de “Las águilas”, enaltecido por la directiva y adorado por los jugadores, Guttman creyó (y probablemente con toda razón) que merecía un aumento de sueldo. Así que lo pidió.
La respuesta de la directiva lisboeta fue negativa. No le quisieron subir un solo centavo y entonces Guttman se marchó enojado de las oficinas centrales. Al salir y antes de cerrar la puerta con un azotón incluido, Bela lanzó una maldición cuya frase se recuerda exactamente literal: “En 100 desde hoy, el Benfica sin mí no ganará una Copa Europea”.
La directiva no le tomó importancia al asunto, así que enterró el incidente y contrató al sustituto del austro hungaro. Los jugadores llevaban una metodología impregnada y solamente siguieron haciendo el mismo buen trabajo. Por lo que al año siguiente, en 1963, llegaron de nuevo a la final de la Copa de Europa con la oportunidad a cuestas de ser tricampeones.
Sin embargo, el Milán los venció 2 a 1 y se proclamó nuevo monarca. De cierto modo inquietó a todo el seno del Benfica, pero la importancia fue mínima. Dos años más tarde, en 1965, volverían a la final y esta vez frente a otro italiano: el Inter de Milán. Con un solo gol, los bianconeri alzaron la copa y entonces el fantasma de la frase de Guttman empezó a retumbar por todo Lisboa.
En la temporada 67-68 alcanzaron una vez más la final pero el Manchester United los goleó 4-1 y se confirmó que la maldición, a pesar del escepticismo deseado y ordenado en Benfica, era real.
Perdieron las finales de 1988 ante el PSV en penales y la de 1990 ante el Milán 1 a 0. Se rumoró que si bien no se podía ganar el título más prestigiado de Europa como lo es ahora la Champions, podrían ganar entonces la segunda copa con más categoría que es la UEFA Cup (hoy llamada Europa League). Pero también fracasaron al perderla en 1983, 2013 y 2014.
Hace unos pocos meses alcanzaron la final de la Youth League, que es la Champions para las inferiores. La jugaron ante el Salzburgo. Entonces “Las Águilas” comenzaron ganando 1-0. Terminarían perdiendo 2 a 1 y consumar así su décimo fracaso a nivel continental y reafirmando las palabras de Bela Guttman.
El Benfica vive entonces con el miedo de recordar la frase del extinto Guttman. La loza europea les pesa cada vez más y el temor de siquiera llegar a una final continental los invade de inseguridad. Los aficionados han tenido que aprender a prescindir de la superstición y convencerse que tal vez, muy en el fondo, el viejo Guttman tenía razón.