Islandia, la cenicienta de hielo.
¡Qué maravilla, Islandia al Mundial! ¿Quién decía que en el futbol las potencias siempre eran las mismas?. Qué grato es ver a un invitado nuevo, a una cenicienta, que debutará en un torneo como la Copa del Mundo. Alguna vez fue Trinidad y Tobago, Túnez, El Salvador, Nueva Zelanda… siempre hay sorpresas y países aparentemente pequeños con corazones enormes. Ahora le tocó a Islandia, una nación con menos de 400 mil habitantes que gozará ser el centro de atención del orbe.
Un país sin fronteras, no solo literal y geográficamente hablando, sino de sentimiento. Islandia no es la primera vez que nos sorprende a todos. Durante la Eurocopa de Francia hizo el papel más importante e impresionante para incluso ellos mismos. Llegaron a los cuartos de final de una manera convincente y dejaron a un lado la etiqueta de víctimas que por naturaleza, habían cargado por años.
Alguna vez, alguien llamado Eidur Gudjohnsen puso el nombre de esa pequeña nación en el mapa tras jugar con Chelsea y Barcelona. Ahora, a nivel conjunto, se ponen en el corazón de los aficionados. Junto con Finlandia, eran los únicos nórdicos ausentes en Copas del Mundo. Eso será historia en unos meses. Tal como lo fue en aquella Eurocopa hace un año.
Islandia fue líder de grupo, por eso su clasificación matemática, dejando atrás a potencias como Croacia (a repechaje) y Ucrania. Durante las eliminatorias, demostró siempre la mejor actitud y el carácter necesario para no achicarse ante otro tipo de futbol más experimentado. De hecho, en el equipo islandés no existen grandes figuras. Muchos de ellos (la mayoría) no pertenecen a Ligas de futbol conocidas. Incluso, muchos están en segunda divisiones de esas ligas. Gylfi Sigurdsson es el único con un nombre ya a nivel europeo. Juega para el Everton, y no hace mucho lo hizo para el Tottenham. Un país con tan sólo 120 futbolistas profesionales.
Pocas veces Islandia probó suerte en el banquillo de alguien extranjero. Por lo mismo, la cohesión entre ellos es más estrecha y por ende, se respira una hermandad complaciente. Incluso con su afición. No importa el motivo ni el rival, después de cada partido, les agradecen con palmadas al aire como lo solían hacer los viejos vikingos. Esta unión entre tribuna y campo es única en el mundo. La humildad es el motor principal entre ellos.
Como dato curioso, el 8% de toda la población del país se fue a Francia para animar en las gradas o en las pantallas gigantes durante la Euro. La retransmisión de aquel partido ante Inglaterra en Octavos, tuvo el 98’9% del share en la televisión islandesa. Nos pone a pensar ahora ¿Cómo será para Rusia 2018? ¿Qué porcentaje entonces irá?.
Esta cuesta arriba comenzó hace 10 años. Islandia había sido goleada 3 a 0 rumbo a la Euro del 2008 por una de las selecciones más débiles del mundo: Liechtenstein. Trabajaron y se prepararon. Confiaron y se esforzaron. Pero todo fue poco a poco. Previo a Alemania 2006 finalizaron penúltimos en el grupo 8, con apenas 4 puntos en 10 partidos, uno más que Malta. Se quedó a 20 puntos de participar en la justa intercontinental. En el último proceso eliminatorio, Islandia terminó hasta el fondo con un solo triunfo.
Islandia entera festeja el pase a Rusia 2018. Source: Green Apple Network (Youtube).
Previo al Mundial de Brasil, consiguió 17 puntos. Llegó el gran salto. Acabó segunda de grupo, por detrás de Suiza y por delante de selecciones contra las que habitualmente tenía que pelear por no quedar última de grupo. Pero en la repesca, Croacia la eliminó por un global de 2-0. Pero desde ese momento, Islandia se ganó el respeto, de por lo menos aquel grupo.
Llegó la Eurocopa de Francia, o bien el previo. El aumento de cupos fue bien aprovechado. Clasificó como segunda de un difícil grupo: República Checa, Turquía y Holanda (que quedó fuera), todas potencias. En Francia, alcanzaron los cuartos de final, donde cayeron ante la anfitriona. Pero absolutamente todos y desde ese momento, se enamoraron de ese futbol tímido y por momentos sin maldad, pero con gran estirpe para lograr lo nunca pensado.
Islandia es el ejemplo más real y cercano que la disciplina y el trabajo lleva a mejores puertos y a una recompensa. Estos vikingos, hagan lo que hagan en Rusia, es ganancia y con un valor sobresaliente.