Real Madrid avanza a la final de la Champions sufriendo
Lucha de gigantes. Siempre la es cuando se enfrentan Bayern Munich y Real Madrid. Pero no por el abolengo, sino por las eternas plantillas tan competitivas que tienen. Los merengues volvieron a superar a su «Bestia Negra» que cada vez lo es menos. Pero no como antes. Ahora, son el rosario en la mano y los ojos en el cronometro. Un empate a dos goles que le da mal sabor a ambos. A los bávaros por quedar fuera y a los españoles por la sensación de ser ampliamente superados. El Madrid estuvo a segundos de quedar fuera, pero no por que estuvieran en desventaja, sino que el constante agobio visitante los traumatizó de principio a fin.
El equipo de Zidane jugará su tercera final consecutiva. La cuarta en cinco años. Europa es del Madrid y le ha quedado claro al mundo entero. Dominan el continente pero no su propia Liga. La ida finalizó en Munich con saldo favorable para los blancos, lo que hizo pensar que la vuelta en el bernabéu sería de mero trámite. La cosa es que desde el inició comenzó con mala pinta. Joshua Kimmich repitió el libreto del Allianz Arena abriendo el marcador. Solo que esta vez a los dos minutos de acción. Lo que detonó de inmediato 88 minutos de especulación y sufrimiento.
El local echó un poco de tierra de por medio cuando poco menos de 10 minutos después del gol alemán llegó Benzema para rematar un balón que colgó Marcelo desde la izquierda. El francés puso la cabeza para el empate a un gol y sacarse agobios de sequía que ya traía encima desde hace rato. Las cosas no cambiaron mucho, pues Bayern siguió con la misma tónica de buscar otro gol. Después de todo, seguía necesitando uno. Uno para irse a tiempos extra en caso de ganar 2-1.
El asedio bávaro encontró al héroe de la noche. Keylor Navas lució una y otra vez gracias a los embates alemanes que llegaban como torpedos direccionados. Thiago orquestaba, Ribery se internaba, James lo gestionaba y Lewandowski lo remataba. En el minuto de descuento, previo al descanso, Kimmich centró y la pelota dio en la mano de Marcelo dentro del área. El arbitro Çakir no lo pitó.
Tras el descanso las cosas no cambiaron mucho de ritmo. Con todo y que Benzema le devolvió la sensación al Bayern con un gol nomás arrancar la segunda mitad. El francés aprovechó una mala salida de Ulreich para empujar la pelota. Ahora, los de Heynckes necesitaban dos goles. Aunque sonaba complicada, no era descabellado. La realidad es que los teutones jugaban mejor y el Madrid aprovechaba lo que se le presentaba. James Rodríguez puso el empate empujando una pelota. Pidió perdón a la afición pero no a Zidane. Restaba media hora de juego y ahora el Bayern necesitaba un gol. Pero esta vez, para la final a Kiev. Los minutos finales fueron de alarido. Bayern encima y el Madrid defendiendo como gato boca arriba. No cambio nada y al final, Madrid buscará el tricampeonato europeo.