Hazaña en Roma y lógica en Manchester
Qué impredecible es el futbol. Cuán maravilloso puede ser cuando se espera un milagro y sucede un cuento de hadas. Lo dicen varios; noches mágicas de Champions League. Porque así son. Pareciera que en el futbol las historias inimaginables y fantásticas, son eternas. Un deporte que tiene la capacidad de asombrar a la afición cuantas veces sean necesarias.
Hoy en Roma y Manchester se jugaron la vuelta de los Cuartos de final de este torneo continental.
Alguna vez, Roma se erigió como el imperio más poderoso del mundo. Capaces de desencadenar las batallas mas feroces y de vencer a los enemigos más temibles. El Estadio Olímpico fue un viejo Coliseo donde el gladiador acabó con el tigre. El AS Roma venció 3-0 al Barcelona y se metió por primera vez en su historia a una fase de semifinales.
Como en el renacimiento italiano, las pinturas de Messi y demás, fueron simple estática. No existieron a lo largo de 90 minutos. Los culés habían ganado la ida 4-1 y parecía, para la credibilidad normal y real del mundo, que habían sentenciado la eliminatoria. Pero el futbol no se cansa de contar nuevas anécdotas y con un partido perfecto, borraron esa lógica.
Todo parecía encaminarse para los italianos muy temprano, apenas a los seis minutos, cuando un pase de De Rossi desde media cancha llegó con ventaja para Edin Dzeko, que le ganó la espalda a los centrales y batió a Ter Stegen para abrir el marcador y hacer creer tímidamente a la grada, que se podía venir un milagro.
En el segundo tiempo, concretamente al 56’, los locales siguieron atacando con insistencia hasta que por un penal de Piqué sobre Dzeko que cobró el capitán De Rossi , elevó la cuota; 2-0. Aún con los dos goles de ventaja, lucía complicado que el Barça no marcara. Pero el espíritu del capitán Totti alentó a los once romanos que al 82′ el central griego, Kostas Manolas , se anticipó en un córner para poner de cabeza el 3-0 y hace retumbar entero al Olímpico.
No hubo más. Los minutos restantes fueron de sufrimiento de ambos lados. Uno de angustia y otro de presión. No pudo ser y los de Valverde se quedaron una vez más en la orilla de las semifinales. Toda Roma a festejar. Bien lo decía el emperador Julio Cesar, Nada es tan difícil que no se pueda conseguir con fortaleza.
Papá Liverpool
Al mismo tiempo, otra hazaña local se trataba de producir bajo las mismas circunstancias. Incluso, más «sencilla» por la paridad entre rivales y el poderío del Manchester City en cuanto a plantel. El tema es que Liverpool es un viejo lobo de mar y conocido del equipo de Pep, quienes en las 2 veces que se han enfrentado, ambas han sido con saldo red.
Incluso con el gol de vestidor de Gabriel Jesus, no fue suficiente para maniatar con goles al visitante que nunca se intimidó y salió respondón con Mohamed Salah que empató y acabó con la esperanza citizen para luego ser rematada por el brasileño Roberto Firmino que puso punto final a la historia de Guardiola y City en Champions.